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Espacioindependiente nº 601, jueves 23 de mayo, 2024

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“El lado correcto de la Historia”

No cabe equivalencia alguna entre opresores y oprimidos

El reconocimiento de Palestina por el Gobierno español se viene a utilizar como cortina de humo y falsa concesión diplomática. Sánchez plantea la necesidad de “empoderar a la futura Autoridad Palestina”, que “debería tomar las riendas del Estado palestino cuando cese la violencia y desaparezca Hamas”. Más de 140 países del mundo reconocen desde hace tiempo a Palestina ¿Y qué es lo que reconocen? ¿Qué implica el reconocimiento ahora por España del Estado palestino?

Con su decisión, el Gobierno español dice estar “del lado correcto de la historia”. Pues veamos qué hay de verdad en ello. El Estado español mantiene relaciones diplomáticas con la Autoridad Nacional Palestina desde 2008. El reconocimiento formal que ahora se pregona significa imponer, como solución antidemocrática, la de los dos Estados sobre el mismo territorio; lo que supone, en primer término, el sostenimiento artificial del Estado criminal de Israel. Simón Harris, mandatario conservador irlandés, y los mandatarios noruegos que acompañan a Sánchez en la maniobra diplomática, explican la decisión diciendo que “Israel no pierde nada”. Evidente, cuando nadie pierde, y como consecuencia de lo primero, nadie gana.

 Los amos del mundo, principales países imperialistas, partidarios de la teoría de los dos estados, consideran unos “que no es el momento” adecuado”, y otros utilizan el “reconocimiento” para negarse a condenar a Israel. El Estado español levanta así una nueva cortina de humo contra el genocidio palestino; ya que promover la “solución” diplomática del Estado palestino, no es otra cosa que defender la falsa solución de los dos Estados establecida por la diplomacia norteamericana: formula compuesta por una ecuación de un Estado opresor y un estado oprimido.

El sentir mayoritario del pueblo español no es el de mantener el Estado sionista de Israel, como afirma Sánchez. El pueblo español reclama el alto el fuego, el fin de la masacre y el genocidio, y la ruptura con Israel. No se trata, por tanto y en ningún caso, de “un acto de paz, de justicia y coherencia”, sino de mantenimiento y preservación del Estado de Israel, para tratar de ocultar el apoyo a la guerra imperialista contra los pueblos de Oriente próximo, cuando el propio Gobierno español reconoce que Netanyahu “sigue haciendo oídos sordos, bombardeando hospitales, escuelas y viviendas, castigando con hambre, frío y terror a más de un millón de personas”.

El reconocimiento del Estado palestino no es sino una maniobra, un reconocimiento diplomático vacío -carente de responsabilidades y compromisos- de un Estado falto de base material alguna. Decisión que oculta el genocidio, y que sirve al mantenimiento del estado agresor que lo lleva a cabo. La propuesta de los dos Estados va hasta su límite cuando Sánchez reconoce que Netanyahu “está generando tanto dolor, tanta destrucción y tanto rencor en Gaza y el resto de Palestina, que la solución de los dos estados está en serio peligro de ser viable”. Es decir, para prolongar la opresión contra el pueblo palestino, que se mantiene desde 1948, es necesario “moderar” un poco el comportamiento de Netanyahu y su gobierno, en el momento mismo que el Tribunal Penal Internacional (TPI) demanda su detención y procesamiento por crímenes contra la humanidad. Efectivamente, el fiscal jefe del TPI, Karim Khan, acusa a los mandatarios israelíes de presidir el “asesinato” y el “exterminio” de palestinos, como parte de un “plan común para utilizar el hambre como método de guerra y otros actos de violencia contra la población civil de Gaza, como medio para castigar colectivamente a la población civil”. El Gobierno español no apoya esa orden de detención y procesamiento internacional, cuyo contenido es evidente: el Estado de Israel es un régimen criminal.

A quienes se oponen a la guerra y al genocidio primero se les acusó de “apoyar a los terroristas”, luego se les tildó de “antisemitas”, y ahora, cuando esos relatos se han hundido, se acude a la cortina de humo del reconocimiento de un Estado palestino inexistente, porque ha sido masacrado por la opresión israelí apoyada por las principales potencias. El presidente norteamericano Biden no ha tardado en responder a la decisión del TPI, declarando: “La solución del fiscal de la TPI de órdenes de detención contra dirigentes israelíes es escandalosa; y permítame ser claro: independientemente de lo que pueda insinuar este fiscal, no hay equivalencia alguna entre Israel y Hamas. Siempre estaremos al lado de Israel contra las amenazas a su seguridad”.

El mandatario norteamericano alguna vez dice algo que tiene sentido, aunque lo diga en el sentido contrario a los hechos, y por ello coincidimos con él en que no hay equivalencia posible entre oprimidos y opresores, entre víctimas y victimarios. El imperialismo norteamericano y su presidente se sitúan en apoyo de la guerra y el genocidio, al lado de los opresores, con los acusados de cometer crímenes contra la humanidad. Los trabajadores y pueblos del mundo defienden incondicionalmente el pueblo palestino y su causa, que se resume en una “Palestina libre desde el río hasta el mar”.

Los crímenes de lesa humanidad están siendo cometidos como parte de un ataque generalizado y sistemático contra la población civil palestina. Añade el fiscal: “Mi oficina sostiene que las pueblas recopiladas, incluidas entrevistas con supervivientes y testigos, videos verificados, fotografías y material de audio, imágenes por satélites y declaraciones por parte del supuesto grupo perpetrador, demuestran que Israel ha privado de forma intencionada y sistemática a la población civil de todas las zonas de Gaza de objetos indispensables para la supervivencia”. El TPI ha establecido también órdenes de arresto contra altos cargos de Hamas por los ataques del 7 de octubre contra territorio israelí, que no es sino territorio palestino ocupado.

Tanto los demócratas como los republicanos de los EEUU, así como los principales mandatarios aliados de los EEUU y de la OTAN, amenazan con imponer sanciones al Tribunal Penal Internacional, lo que en sí mismo supone una nueva y grave violación del derecho internacional. Todos los estados que colaboran con los crímenes del Estado de Israel, y en primer lugar sus principales mandatarios, saben que ellos también pueden ser acusados de financiar, armar y sostener el genocidio del pueblo palestino.

En el caso de los EE UU, demócratas y republicanos impulsan las políticas de guerra, con todo tipo de compromisos financieros y militares para alimentarlas. Tanto Biden como Jonhson (líder republicano del Congreso) aparecen juntos para manifestar su apoyo a los crímenes del Estado de Israel y votar la financiación de guerras. Hechos que desmontan las conocidas “políticas del mal menor”, consistentes en apoyar a los demócratas frente a los republicanos que, como se comprueba, no deparan sino males aún mayores.

El derecho internacional no puede sostenerse, como esperanza de verdad, justicia y reparación de los pueblos del mundo, sin procesar a los mandatarios imperialistas colaboradores necesarios de la guerra y el genocidio. Por ello, nuestra confianza se deposita en la capacidad de los trabajadores y pueblos del mundo de parar con su movilización los crímenes imperialistas, tal y como han comenzado a realizar los estudiantes de numerosos países con huelgas, acampadas y manifestaciones.

El sábado 25 a las 19h, en el Ateneo de Madrid, se dará cuenta por los candidatos de la coalición PAZ SOBERANÍA REPÚBLICA de la prohibición judicial de poder presentar su candidatura a las elecciones europeas. ¡La lucha contra la guerra y el genocidio continúa!