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Espacioindependiente nº 464, jueves 30 de junio, 2022

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Las guerras económicas y políticas de la OTAN

¡Las Cortes deben oponerse a las resoluciones de la Cumbre!

La combinación de la crisis económica del capital con la crisis política internacional se traduce en especulación y guerra contra los derechos de los trabajadores y pueblos del mundo.

Antes de que estallase la guerra de Ucrania ya habían sido establecidos muchos frentes de guerra, de guerra imperialista, de destrucción de riqueza social, incompatible con el reino de la propiedad privada de los grandes medios de producción y cambio, y con el mantenimiento de las fronteras establecidas contra la voluntad democrática de los pueblos. La crisis total recorre a lo largo y a lo ancho todos los países y continentes, es decir todo el mundo.

La crisis económica y financiera internacional fue la que empujó a preparar las condiciones del conflicto del este de Europa, es decir, la guerra de los señores de la OTAN, como los mejores representantes del capitalismo e imperialismo mundial. Los amos del mundo, de la economía y de las finanzas internacionales, esconden cuanto pueden el hecho de que sus medidas económicas antisociales no han logrado la recuperación total de la quiebra financiera de 2008, crisis que se prolongó con la parálisis parcial de la económica programada durante la pandemia del COVID 19. Luego, la especulación de las grandes empresas energéticas estuvo en el origen de una inflación internacional que comenzó a minar todas las economías, aún antes de que la guerra de Ucrania comenzase. A ello contribuyó que se dispararan grandes desequilibrios de la economía globalizada, desequilibrios entre la producción y el consumo, entre la oferta y la demanda, que gripó los mecanismos mundiales de producción y comercialización.

Todas las previsiones económicas de las principales potencias han sido revisadas a la baja, de forma que han venido a reflejar el proceso de desaceleración económica en el que estamos inmersos. Los primeros que están siendo víctimas de esta situación son los sectores con menos capacidad de compra, en le medida que los planes económicos impuestos por el Fondo Monetario Internacional y la Banca Mundial parten del control de los salarios y las pensiones, de las rentas del trabajo para favorecer los beneficios de los amos del mundo. La crisis se expresa, por tanto, en forma de desaceleración y desigualdad, multiplicando en todas partes la miseria social, de una parte, y los enormes beneficios ilegítimos, de otra. El endurecimiento de la política monetaria, destinada a proteger al dólar de la crisis, ha sido puesta en marcha por la Reserva Federal Norteamericana, lo que arrastra a todas las economías a la subida de los intereses del dinero, y por tanto al aumento de la Deuda pública y privada, materialmente impagable, que afecta a todos los países, a todas las economías. Desde hace cuarenta años no se conocía internacionalmente datos de inflación como se están alcanzando, y que en el caso español llega ya al 10,2% de inflación.

La política de sanciones y guerras del FMI, encabezada por los EEUU, dirigida contra las potencias competidoras en el mercado internacional y de capitales, rompe los mecanismos de la globalización económica, fragmentando el mercado y el comercio. Por todo ello el imperialismo norteamericano empuja a sus aliados, mediante la OTAN, a planes de guerra a medio y largo plazo, que denominan como nuevo “concepto estratégico” en las primeras sesiones de la Cumbre de Madrid. La otanización de Europa es la primera consecuencia inmediata, y en particular de España, que mantiene desde 1953 acuerdos por los que las tropas, barcos y aviones norteamericanos, cargados de ingenios de destrucción, se mueven sin control alguno, definiendo los frentes de guerra y los gastos al margen de las decisiones de los electos por los pueblos.

El secuestro de la economía y de la política por los amos del mundo es un hecho que se expresa en particular en las calles de Madrid mediante la ocupación policial, en un verdadero estado de sitio contra los derechos y libertades democráticas. No se trata solo de maniobras contra la población de un Estado policial; se trata de un impresionante despliegue antiaéreo, de artillería y cazas que ocupan el cielo de Madrid. Desde los bombardeos franquistas de la guerra civil, Madrid no sufría el acoso militar que protagoniza el Gobierno de coalición, en operaciones militares dirigidas por Margarita Robles y controlada por los jefes de la OTAN. Además, la Cumbre de Madrid esconde que la OTAN solo representa el 13% de la población mundial, pero que se apropia del 52% del gasto mundial.

La masacre cometida en la valla de Melilla es otro aspecto de este mismo problema de fondo. La gendarmería marroquí en colaboración con la policía española trató de limpiar la frontera de demandantes de asilo y refugio, de ejercitantes del derecho internacional de libre tránsito de personas. Y ello mediante una operación de acoso que provocó el asesinato de decenas de personas, resultando cientos de heridos y detenidos, con múltiples expulsiones en caliente de migrantes. Cuestión está que es totalmente ilegal, y que ha sido sancionada ya hasta por los tribunales españoles más dóciles al poder.

La mayoría de los jóvenes africanos víctimas de la represión hispano-marroquí proceden de la estampida provocada por la guerra de Sudán y, por tanto, estaban ejerciendo su derecho de asilo, que no pueden solicitar de otra manera por el cierre a cal y canto de los consulados españoles en África y en las mismas fronteras. Desde 2010 la OTAN considera la migración, es decir, la gente que huye de las guerras y de la miseria, como una “amenaza” contra el orden y la seguridad internacional, amenaza que hay que reprimir policial y militarmente.

En su ardor guerrero contra los jóvenes africanos, fue el mismo Pedro Sánchez el que vino públicamente a felicitarse de la represión combinada, manifestando públicamente aquello de que se trata un “trabajo bien hecho”, al tiempo que acusa a las víctimas de estar al servicio de las mafias. Pero las mafias viven del beneficio ilícito y de las guerras, y no de ayudar a los jóvenes a encontrar una tierra de asilo y refugio.

Las Cortes Generales tienen ante sí la responsabilidad inmediata de detener las medidas especulativas contra el nivel de vida de la mayoría, y oponerse a los planes de guerra de la OTAN, que ponen en peligro a toda la humanidad, conculcando, además, la misma Carta de las Naciones Unidas. Los representantes de los pueblos no pueden convertirse en cómplices de la miseria y de la destrucción de las conquistas sociales de la mayoría.

La OTAN representa la negación de la democracia y de la paz. Los poderes públicos españoles no pueden ponerse al servicio de los señores de la OTAN rompiendo todos los compromisos políticos establecidos. Y para ello, las Cortes Generales pueden y deben oponerse con todas sus fuerzas a los pactos establecidos entre los EEUU y el Gobierno de coalición; pactos que quebrantan la seguridad y la paz que los trabajadores y pueblos anhelan. Oponiéndose a los planes armamentistas, deben aprobar verdaderos planes e inversiones sociales que recuperen la sanidad pública, la educación y los servicios públicos en general…

Las Cortes Generales son responsables de abrir una Comisión de Investigación acerca de los crímenes cometidos en la valla de Melilla, que prepare la información y desvele los mecanismos represivos; que facilite los necesarios procesos judiciales nacionales e internacionales por crímenes contra la humanidad.

La lucha contra el militarismo y la guerra es la lucha por la democracia y la República